Querido amigo,
Estas paredes se sienten
frías en mis dedos mientras se deslizan por su superficie. Las pequeñas piezas
de piedra que raspan estas palabras van disminuyendo de tamaño. Pronto no
quedará nada. El mensaje que dejo es importante solo para mí. No hay
posibilidad de luz al final del túnel. He estado tanto tiempo aquí que las
memorias de otro lugar parecen sueños lejanos. La idea de estar aquí por
siempre solía perturbarme. Ahora, en aceptación, dejo un epitafio escrito en la
pared. De forma extraña, esto se siente primitivo. Quizá así se sentían los
hombres prehistóricos durante la era de hielo. Este pensamiento me da algo en
que reflexionar, así probablemente no me enloquezca.
Te preguntarás cómo llegué
aquí. Con seguridad, fue un camino con muchos vientos. Tuve éxito. Un hombre
con medios económicos. Graduado en la universidad, un escalador de estatus.
Siempre listo para mejorar mi «futuro» de cualquier forma
posible. En retrospectiva, jugué sucio, pero siempre lo compensaba con objetos
materiales. Si se siente bien, hazlo. Un hombre que tenía todo menos honor.
Siempre supuse que tendría tiempo de arreglármelas con Dios o con quien fuera,
cuando llegara el final. Podría esperar hasta que estuviera listo. Tenía tiempo
de sobra y mucho que hacer. Eso hasta que me salí del canal en una curva justo
cuando venía un autobús por el canal contrario. Mi último pensamiento fue
acerca de la reunión a la que iba a llegar tarde.
Desde entonces he sido yo y
estas frías paredes de piedra. Un reflejo de lo que soy, me dicen, bastante
sombrío.
Si alguien alguna vez me sigue aquí (incluso podría darte algunos
nombres) quizá podría leer mi mensaje. Sería mejor que lo leyera antes, pero
dudo que pudiera regresar. Solo esto tendría que hacer. Yo estaba equivocado.
Muy equivocado. Nutrir el alma es inmensamente más importante que la abundancia
de cosas. Quisiera tener otra oportunidad. Me dicen que habrá. Tengo todavía
que aprender cuál es el significado de esto. Si me toca otra oportunidad,
estaré mejor informado espiritualmente.
Cree en mí,
Patrick O. Murphy, 1974
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