En tu período autoimpuesto de luto permítenos ofrecerte esto.
Imagina que el sol se levanta en su forma más pura. Sus tibios rayos caen sobre
tu rostro con tal delicadeza que roza tu ser más profundo, con un aroma a cielo
que antes sólo podrías haber imaginado. Frente a ti ves cada matiz de tu ser
físico sobrepuesto y comprendes que no podía mejorarse. El cuerpo, al que te
aferrabas por tanto tiempo, comienza su declive. Al no estar preocupado por
respirar, tu foco se dirige irresistiblemente hacia una apertura que te invita
a la eternidad. En un instante decides avanzar y preparar un lugar repleto de
amor para tus seres queridos. Comprendes el momento; ya no estás preocupado por
inhalar y exhalar hechos concernientes sólo a la línea del tiempo. Te sientes
inmóvil con respecto al pulso. Te das cuenta de que el pulso no es más que
ritmo musical; el golpe del compás se convierte en ti, y tú, en el golpe del
compás. Das un paso adelante y te vas. No estás perdiendo sino emprendiendo un
nuevo destino que disuelve el punto final para todo aquello que amas. No es ni
la muerte ni el final: es el comienzo.
Si eres el primero, es difícil pensar que te
dejan atrás. Nosotros sabemos que parecemos incompletos y forjados por despedidas
fragmentadas. Sin embargo, te esperamos renovados y libres de las tragedias del
mundo físico, somos eternos. Tú también.
Por mucho que hubiera querido quedarme la señal
del cosmos fue el afrodisíaco que destapó mi esencia, me mostró mi verdadero
potencial y me reveló mi lugar en el destino de aquellos que me amaban. En
lugar de ver sólo el bien programado para mí mismo, renuncié a todo deseo
egoísta por el bien de las masas. Al hacer esto me he dado cuenta de que la
liberación de mi alma tendrá un impacto para aquellos a los que amo más que a
mí mismo. Mi abrazo te seguirá a través de tus dramas hasta que nos encontremos
en armonía. Nuestras esencias, entonces más evolucionadas, existirán en un
plano de amor por la eternidad.
Yo no era solo un amigo sino también una fuerza
de vida. Ese pulso de vida, una victoria, en la que me di cuenta de mi
potencial. Todas las «vidas» deben ser así de prósperas.
Gracias
Bubs
[Nota: Bubba era, y es,
un alegre y muy querido amigo. Falleció en la primavera del 2001 de un aparente
ataque cardíaco después de una breve, pero severa enfermedad renal. Estaba
recuperándose en su propia casa bajo estricto cuidado médico (lo que a él
particularmente no le gustaba). La médium, April, lloró profusamente cuando
«murió» y lloró también cuando leyó este mensaje por primera vez. Aun cuando
esta información fue escrita por Bubba para ella, por su propia mano y desde el
«más allá», esta comunicación llegó como una total sorpresa en un momento
extremadamente emocional para nosotros dos. Esta vez las lágrimas de April
fueron de alegría por la conexión con su querido amigo que le confirmó que
había sido su decisión, que por supuesto estaba bien y que se encontrarían otra
vez. Bubba también insistió en que éste fuera el prólogo del libro].
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