Querido amigo,
Estoy lo suficientemente
cerca como para oler el débil rastro de flores de lila en la piel de quien me
permite hablar. Esta integración ha sido muy interesante. Lo primero que pensé
fue en la sensación de cuando se usa un traje con las costuras muy apretadas.
Mi energía está llena por la suya, mas hemos creado una cooperación mutua.
Pensar en una experiencia como esta, nunca se me hubiera ocurrido cuando estaba
en el mundo físico. Esta oportunidad casi la pierdo debido a mi falta de urgencia.
¿Qué podría yo decir que pudiera iluminar a aquellos que todavía no han hecho
su transición? Fue solo la concordancia energética lo que me propulsó a este
lugar, casi sin quererlo.
Ahora que el momento es mío
siento que titubeo con esta recién encontrada habilidad. Me dijeron que si
quería que narrara mi historia o simplemente que tomara la experiencia para mi
propio crecimiento, tenía que decidirlo yo. Verás, viví una vida común. Nada
profundo ocurrió que me hubiera parecido importante. Nací, viví, sobreviví.
Crié una familia. ¿Qué pudiera decirte sobre mi muerte? Nada espectacular. Un
cáncer comenzó a deteriorar mi colon y eso fue todo. Puedo recordar cuando
volteé mi cabeza para hablar con mi esposa Sylvia, pero simplemente no podía
mover más mis labios. Me hubiera gustado decirle que no llorara, pero no podía.
Me sorprendió estar tan lúcido y a la vez no poder decirle a nadie que yo estaba
bien.
Vi con fascinación mi
funeral. Mi cuerpo ahora despegado de lo que era realmente yo. Nada importante,
mas pensé que me agradaban mis grandes ojos azules. Parece un pensamiento tonto,
pero uno nunca piensa en esas cosas. Fui recibido por un montón de seres a
quienes no reconocí. Mi forma, o lo que creía que yo era, se transformaba
rápidamente. No era un deterioro, no. Estaba cambiando de identidad a
identidad. Me dijeron que todos nosotros mantenemos nuestras experiencias de
todas nuestras vidas acumuladas en nuestra esencia. Ahora que esa esencia
estaba libre de los lazos de la materia, esas vidas se hicieron presentes. Era
increíble. Me preguntaron qué había aprendido y qué había enseñado durante mi
estadía física. Había también interés en escuchar qué cosa fantástica había
entregado yo al mundo. Abrumado, entré en pánico al no poder encontrar una sola
cosa extraordinaria en mi vida. Me supongo que así fue cómo termine aquí, en un
cuerpo físico muy apretado escribiendo esta carta.
Para nada un castigo, te lo
aseguro. De hecho, escogí estar aquí a pesar de no quererlo en un principio.
Además, es un honor estar hablando contigo. Que esto ocurra, en sí mismo, es un
hecho fenomenal. Nunca hubiera creído en esto durante mi más reciente vida
física. Me supongo que estaba muy atrapado en la rutina como para permitirme
creer que las cosas extraordinarias existen.
Mientras me estaba
devanando los sesos (bueno, creo que ya no tiene caso), pero mientras estaba
tratando de descubrir qué había yo enseñado mientras vivía, todo se reduce a
esto. Tómate un momento para creer en algo fantástico. Las barreras de la
rutina y lo familiar constriñen el alma y recuerda que ésta siempre toma su
vuelo. Es lo que sabe y a lo que regresará después de cada vida física. Ahora
lo sé. Esta experiencia me ha enseñado que soy extraordinario por la mera
virtud de poder integrarme para escribir esta carta. También lo eres tú.
Yo
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