Querida amiga,
Lloro por el momento que
nunca viviré. Lloro por las memorias encerradas dentro mí. Más que todo, lloro
por ti. Es a ti a quien le corresponde descifrar lo que queda.
Mi muerte a destiempo, los
detalles irrelevantes. Lo que les espera a aquellos que se van es realmente
divino. Los resentimientos quedan solo para uno mismo.
Comprender un camino de
vida no es fácil. Es tan individual que otro puede no saber ni por dónde
empezar. Tú te quedas con los porqués. La respuesta está en mí, pero queda sin
expresarse por carecer de cuerpo físico. He estado buscando por una eternidad
hasta que encontré este portal. Una felicidad sublime me embarga. Ahora te doy
una razón para estar es paz. El físico tan efímero, el espiritual eterno. La
distancia entre ellos acentuada por mera comunicación.
No lloro más por ti ahora
que te di la información. El «porqué» se torna en compresión.
Era porque te sentías olvidada y sola. Todo lo contrario, estoy preparando un
lugar y saberlo te dará fortaleza.
La muerte es el comienzo,
no el final. No más llanto. Me muevo hacia otro nivel. Uno en el que no se
requiere presencia física. Un cuerpo espiritual es todo lo que necesitas.
Podrás entender si miras el
panorama completo. Las pequeñas partes son irrelevantes.
No lloramos más. Tampoco
deberías tú. La reunión está a la mano. Alégrate.
Sinceramente,
Gilbert B. Strothberg
No hay comentarios:
Publicar un comentario