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Querido amigo,

     El cielo se abre a mi encuentro. Es raro como ocurre cuando uno verdaderamente ve. Pasé muchos años observando el cielo. Nunca me di cuenta de lo expansivo de su existencia. Mi error fue tratar de mirar con mis ojos en vez de con mi alma. Con mi muerte, de repente mis ojos espirituales comprendieron la grandeza del universo. Cada respiro tomado después de la partida me colocó en un vórtice de energía que sobrepasaba con creces cualquier cosa conocida. La vastedad de lo que nosotros llamamos cosmos agota mis pretextos de palabras.

     Verdaderamente creo que no hay un vocabulario para describirlo. Hubo un momento en que pensé desistir de este mensaje, ya que el lenguaje es inadecuado. Sin embargo, la necesidad de cualquier comunicación excede la calidad de la misma. Entonces te escribo en esta primitiva lengua, querido amigo.

     Me doy cuenta de cómo la arrogancia envuelve, pero es tiempo. Mi mente está ahora llena de tantos lenguajes que he hablado en uno u otro tiempo. Si es posible muévete pasando aquel momento hacia las verdades que te traigo. Hay un nivel de existencia que encierra más de lo que puedes comprender. Ahora que he dejado mi forma física puedo abrazar esa existencia y convertirme en uno con ésta.

     En el mundo terrenal estamos preocupados con las necesidades físicas que algunas veces nos ayudan a evolucionar y otras veces nos distraen. Ahora puedo ver la imagen completa. Nosotros nos comunicamos para que abras los ojos, espiritual o físicamente, hacia otra clase de vida. Nosotros deseamos calmar cualquier miedo que asocies con el final de la vida física. 

      Simplemente no aplica a la vastedad de tu alma. Nuestra meta es decirte esto. No hay ningún otro propósito.

     Como seres espirituales te damos nuestra palabra: nosotros decimos la verdad, ya que como seres espirituales la verdad es lo único que es. No existe el drama aquí. Es penoso y no se merece las riquezas de este plano. Cierra tus ojos y visualiza si tú deseas un lugar más allá de cualquier expectativa. Si tú puedes crearlo en tu mente, multiplícalo por mil. Así es donde tú estarás cuando dejes tu cuerpo físico y te conviertas en tu verdadero ser.

     T.