Querido amigo,
Te escribo desde el
comienzo. Me doy cuenta de que para ti la muerte, o mejor, la transición de la
fuerza de vida significa el final. La cultura de ustedes, los humanos, habla de
la vida eterna pero continúan sufriendo por la muerte física. Por esa razón te
escribo, para darte una imagen de lo que es verdad en este asunto. La muerte
física es el comienzo. Es el inicio del ciclo creado que nos permite
evolucionar y crecer en la cadena de la evolución. Este proceso nos acerca a la
fuente de vida. La fuente es el patrón de energía que ustedes llaman Dios.
He viajado por este proceso
muchas veces. Hay muchas lecciones que aprender y la evolución no se alcanza
ni de manera rápida ni barata. Cada uno de nosotros tiene distintos problemas
por lo que entonces creamos dramas para poder comprendernos mejor. Con este
entendimiento cambiamos para estar más cerca de la energía perfecta.
Tú asumes que el nacimiento
es el comienzo. No lo es. De hecho, al reencarnar estás al final de un largo
proceso mediante el cual te embarcas en el cumplimiento de todas las lecciones
aprendidas en el mundo físico. Dado que este aprendizaje se desenvuelve en el
mundo terrenal, uno se esclaviza a las tres dimensiones por lo que entonces la
muerte se convierte en un enemigo siniestro.
Me doy cuenta de que todo
esto puede parecerte pura habladuría sin sentido, o inclusive puede que el
planteamiento te parezca desencajado. Te imploro que consideres la posibilidad
de que yo esté en lo correcto. Trata de aceptar por un momento que la
muerte es el comienzo. No le temas. Permanezco en este cuerpo solo para
asegurarme de que el mensaje sea transmitido. Tu aceptación no es obligatoria.
Mi deseo de comunicarme está satisfecho. Nosotros celebramos tu progreso al
leer esta carta.
Yo
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