Querido amigo,
El viento de invierno silba en los alrededores
de la esquina afuera de mi cuarto. Carámbanos cuelgan del filo de mi ventana esperando tocar el suelo con sus puntas. Me siento al frente de la ventana
envuelta en mi bata más abrigada. El despliegue de frío parece un video
interminable de entretenimiento. A medida que el viento sopla con más fuerza
veo gente corriendo en su cotidianidad. Recuerdo vivir la vida así. Todavía lo
hago dentro de mi cabeza. Mi cuerpo, sin embargo, está algo más lento.
Ya no me apresuro a ir a ningún lugar. Estos
miembros, que solía llamar piernas, están ahora envueltos cuidadosamente en una
cobija. Paso la mayoría del tiempo sentada en esta silla de ruedas viendo cómo
el mundo me pasa por el lado. Creo que tuve un cumpleaños hace algún tiempo.
Estoy como en los noventa y pico, creo. En mi alma estoy joven y llena de
vitalidad.
Voy de visita todos los días al túnel. Me dan la
bienvenida seres angelicales que saben quién soy yo en realidad. Pasamos días
asoleados de picnic. El pollo frito siempre es mi favorito. Solo regreso a los
carámbanos y a mi silla cuando tengo que hacerlo. Como cuando alguien insiste
en la misma respuesta para una pregunta. Luego, me voy de golpe otra vez. Mis
amigos me pidieron que me quedara más tiempo hoy. Iban a hacer una fogata en
la playa y ellos querían que me quedara. ¿Podía? Realmente no sabía si le
importaría a alguien que no regresara. Estábamos divirtiéndonos. No pude
resistirme.
Estar de regreso en mi
cuerpo y andar calculando el tiempo es terrible. Tomé nota para no hacer esto
otra vez. Ya era tiempo de que me pusieran en la cama para dormir. Un trabajo
de atención redoblada para estar segura. Cuando estuve lista, miré a través de
la ventana y vi gotas de agua que caían. Quizás estaba calentando el clima.
Decidí regresar a la fogata. Entonces, ¿qué tal si regresar se me hace más
difícil? La fiesta duró hasta bien entrada la madrugada. Hice un intento de deslizarme en la cama, pero me fue imposible. Empecé a entrar en pánico. Mi cuerpo inerte
estaba pegajoso y frío al tacto. ¿Qué está sucediendo aquí?
Me senté agarrando mi mano hasta que el sol se
coló por las persianas. Viendo mi rostro me di cuenta de que yo realmente no
sabía quién era esa persona. Meramente un tipo de vestuario. Uno que ya había
usado por tanto tiempo. Ahora estaba cansado y yo no. Yo todavía quería ir a
fogatas y jugar en la playa bajo el sol. No de muy buena gana dejé caer mi
mano. Voy a extrañar a la persona que fui en esta vida. Voy a extrañar los
carámbanos y esta escena de vida helada que tengo en frente de mí. Sin embargo,
un nuevo comienzo me espera a la luz del sol. Me volteo hacia el túnel. Estaba
lista para irme. No vi más hacia atrás en mi camino a la playa. Sin arrepentimientos.
Voy a pasar algún tiempo contemplando lo que voy a hacer la próxima vez. Quizás
un clima más agradable. Quizás un camino diferente. No sé. Me sentaré aquí en
la arena hasta que lo decida.
Tia
No hay comentarios:
Publicar un comentario