Querido
amigo,
La inmensa liberación de
tensión fue un milagro. Un verdadero cielo disfrazado. Un momento de puro
silencio. Un silencio muy vacío de los asuntos de la vida física. Ese momento
quedó permanentemente impreso sobre mí. Seguramente es el cielo descrito así
por los dioses.
Admito mi miedo por esto.
Admito mi evasión. Mi búsqueda maniática por engañarla y ser más lista que
ella. Sin embargo, es inevitable y nos rendimos de mala gana y con temor de
que no habrá más momentos. No habrá más nosotros. Increíble que ahora hubo
inclusive un pensamiento o posibilidad.
Un momento claro y puro
guardado muy cerca altera la esencia para la eternidad. Así fue este momento.
Mi apreciación no conoce límites. Mi próximo momento es desconocido. Me mezclo
con todo y me vuelvo más. Mi destino no es importante porque implica futuro.
Vivo ahora solo en el momento. No siento luto por lo que ahora regresa al
polvo. Me alegro en la transición y guardo con amor las experiencias de aquella
forma. Es parte de mí y continuará existiendo conmigo.
Desafortunadamente a la
muerte la han etiquetado de forma muy injusta. No debería ser un momento de
miedo. Mi cultura hizo implicaciones para un final. Un mal entendido porque en
realidad es un comienzo. Mis palabras en el papel se transforman de sin
sentido a importantes. Me alegro si me estás siguiendo. No puedo prometer
esperarte, pero seguro dejaré mi marca para animarte. Habrá muchos más momentos
si así lo eliges. ¡Regocíjate!
Selmia
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