Querido amigo,
Me siento en el horizonte.
El sol me envuelve en su calor y me convierto en uno con su energía. En
remolino siempre ascendente siento la fuerza de vida, dictaminada por dioses
antiguos, expandirse dentro de mí. Ya no existe cuerpo. Lo dejé atrás para que
se reuniera con su hogar en la tierra. Partí dulcemente, mas con algo de pesar,
una noche hace quince días. Las memorias adheridas a su ser siempre presentes,
tomando su lugar en mi evolución. Mientras estaba en el plano físico me había
preguntado el significado de la existencia solo para ser recordado en el
intervalo entre el espíritu y la materia. Ahora veo el valor de la existencia
física, el tomar decisiones para nuestro crecimiento espiritual mientras estás
es la forma tangible. Las lecciones derivadas de la tierra siempre son invaluables
cuando otra vez te estableces en el horizonte.
Puedo ver por eones, mi
pasado, mi presente y mi futuro cayendo juntos en un vórtice de energía más
allá del entendimiento físico. Quizás es por esto por lo que el don aparece solo
entre vidas físicas.
Cada paso que doy resuena
con belleza y emancipación. Cada vida trae a mis muchos seres más cerca de la
energía de toda la existencia. A menudo, esa energía ha sido confundida con
Dios. De hecho mientras estoy aquí en este horizonte puedo ver la posibilidad
de la confusión. Sin embargo, la simple comprensión de tan compleja ecuación
siempre resulta en la misma. Nosotros somos la energía y la energía es
nosotros. Esto es verdad y puedo verlo muy claramente.
Me voy a sentar por un tiempo aquí en el horizonte. Si por
casualidad vienes aquí podemos sentarnos juntos por un rato. La mezcla de
nuestras esencias traerá iluminación a aquellos que todavía no están listos
para ver el horizonte completo. Si no puedes estar aquí, dejaré esta nota para
ti o para que alguien la encuentre. Nosotros nos movemos hacia nuestro destino.
Mathew
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